domingo, 20 de septiembre de 2009

Ole qué arte


Llega nuestra más sincera recomendación hacia la obra del mejor ilustrador brasileñoburgales que dará la historia: Zorraquino. Escenas costumbristas aderezadas con un realismo mágico muy personal. En casa lo conocemos bien desde siempre, a qué esperáis vosotros? Qué familia más artista hemos salido.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

La cosa va de monjas



El viernes pasado conocí la Madre Superiora de las Clarisas de Santa Faz, unas monjas de clausura que viven en el monasterio donde se conserva un trapo (bueno, mejor dicho, un paño) con el que se supone que alguien limpió el rostro de Jesús hace la tira de tiempo cuando el pobre hombre iba de camino al hoyo.

Si estáis pensando que voy a meterme a monja, estad tranquilos, son muy majas las señoras pero no consiguieron camelarme (ni con el llavero que me regalaron) para introducirme en el Modo Clausura.

El caso es que me resultó muy curiosa la visita y me acordé de una canción bien bonica de Coheed and Cambria (más conocidos por algunos como «Cojín y Cabra»), así que decidí rescatarla para colgarla en Facebook... oh, oh, sorpresa! Que alguien me diga, por favor, qué le ha pasado en el pelo al cantante.

Bueno, al margen de cuestiones estilísticas, vale la pena conocer la historia de estos neoyorquinos (la de las mojas merece un post aparte). Los discos del grupete están basados en el comic The Amory Wars, una historia gráfica de ciencia ficción que cuenta las peripecias futuristas del matrimonio formado por Coheed y Cambria Kilgannon, y que escribe el hombre que metió los dedos en un enchufe.

No sabemos mucho más del cómic, aunque recomendamos encarecidamente escuchar a estos americanos. De hecho, le vamos a mandar el enlace a las monjitas de Santa Faz que, ahora que están "saliendo" ligeramente de su enclaustramiento , a lo mejor cambian la oración por nuestra religión, la música.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Arréglame el día


Uyyy qué pereza. Domingo lluvioso. Mañana lunes de la muerte... En fín, intentemos remediar todo este tedio de la manera más rápida posible, exactamente en los 3:29 minutos que dura el nuevo hit de Weezer.

El grupo de Rivers Cuomo lo ha vuelto hacer con una facilidad pasmosa (y no hace ni un año desde la última vez) y a los que nos hemos hecho mayorzotes con ellos se nos cae una lagrimilla de emoción pop-rockera y corremos a nuestros rankings mentales a tachar la chorrada de turno y reivindicarlos en ese primer lugar que (aunque a veces lo olvidamos) merecen.

Grupo clásico de los de verdad, de esos que uno ha vivido de cabo a rabo, no de los que descubriste en la colección de tus padres cuando se te pasó el disgusto de lo de Kurt Kobain.

El día que estos muchachos saquen un recopilatorio tendremos más metraje que en el Salmón de Calamaro.