domingo, 28 de febrero de 2010

Nuestra calle está decorada

Hace ya algún tiempo que venimos queriendo dedicarle un post a la pintada que decora nuestra calle y con la que nos encontramos todos los días. Qué le vamos a hacer, nuestro cerebro es facilón y la asociación ideas bastante simple, sí. Nos perdimos el concierto de Violadores del Verso y lo primero que se nos ocurre es hablar de graffitis, cuánto ingenio.

El caso es que sustituimos la noche de poesía musical por unos sabrosos, aunque algo indigestos, mojitos. Una agradable velada en buena compañía que nos dejó un doble regomeyo: el de la hierbabuena y el de recapacitar sobre cuántos espacios desaprovechados existen en nuestra ciudad y que podrían ser decorados con pintadas como las que ilustran este post.

domingo, 21 de febrero de 2010

Alkaline Trio. This Addiction (2010)


Inauguramos nueva sección en nuestro querido y viejo blog (con 2 años en la red está hecho todo un abuelito, las cosas del online). Alguna que otra reseña musical para quitarse el mono, ahora que hemos aparcado la página mensual en Üalà.

Comenzamos con el nuevo disco de los indispensables Alkaline Trio. This Addicition llega para reconciliar una trayectoria algo bipolar, intentando contentar a esos punk treintañeros fans de su primer sonido garagero y a las nuevas muchachadas, amigas de la épica neo-gotic-rock de sus trabajos más existosos.

El Trio Alkalino comenzó a despuntar del underground Chicago con el excelente From Here to Infirmary (2001), previamente habían puesto sus credenciales en juego con un par de lps y varios eps de gran personalidad, aunque no convenció unánimemente a crítica y público hasta ese punto de inflexión que fue Crimson (2005), un trabajo que llevaba sus pretensiones musicales a un nuevo nivel de elaboración y producción. Su apuesta por la grandilocuencia punk-rock (términos antagónicos en origen) les salió redonda y marcó cierta tendencia mainstream con diversos resultados (ejem, Green Day, ejem, MCR).

Personalmente, nos quedamos con ese punto intermedio del irresistible Good Mourning (2003), dureza y mala baba, aderezada con el toque de elegancia que sólo ellos saben darle. Y que nos dejó algunas de sus mejores composiciones hasta la fecha como This could be love o We've had enough. Curiosamente, es la única referencia de su discografía que no está subida a Spotify.

Lógicamente, tras la intensidad de Crimson, y con el objetivo de sobrevivir a semejante torrente de espectativas, la opción de Alkaline Trio fue la de volver a sus orígenes, simplificando la fórmula y haciendo canciones más directas y sencillas. Agony and Irony (2007) fue el primer intento, frustrado desde varias perspectivas, decepcionante en su planteamiento y flojo en cuanto a material; hoy en día apenas rescatarán un par de temas en sus directos: Calling All Skeletons, In Vein...

Con This Addiction consiguen, con mayor honestidad y mejor suerte, superar ese arduo proceso de desafectación que les abre un nuevo camino para el futuro... Es un disco rápido, sólido y dinámico, sabe a poco pero está repleto de canciones capaces de competir con lo mejor de su repertorio. Los temas más rockeros, como la inicial This Addiction, la reivindicativa The American Scream, la agridulce Lead Poisoning o ese hit instantáneo que es Piss & Vinegar alcanzan con pasmosa facilidad ese estatus de canción perfecta que no te cansarás de escuchar por los siglos de los siglos. Mientras tanto, los medios tiempos marca de la casa como Dead on the floor (una modernización de su propio Radio, de Maybe I'll Catch Fire de 2000) o Fine recuperan su inconfundible estilo y versatilidad para los momentos más íntimos.

Alkaline Trio patentaron para el punk-rock un marcado carácter crudo y cínico, casi de crooner. Las letras de Skiba y Andriano, el tandem creativo al volante (que se turnan no sólo en la composición sino también delante del micrófono) nos hablan de muerte y aflicción desde algún punto inusitadamente glamuroso. En This Addiction encontramos, de nuevo, estas credenciales intanctas. Es un disco que les devuelve, de algún modo, a la casilla de salida, con la reputación intacta de un gran grupo que lleva casi 15 años sentando cátedra. Así, sí.

PD. Mención especial para la portada, todo originalidad.

martes, 9 de febrero de 2010

Formándose, que es gerundio


Acabamos de enterarnos a través de Ualà (por cierto, enhorabuena Román por esa portada del nº100) que la agencia AdMan ha puesto en marcha una escuela de publicidad y comunicación para los que, según explican, “quieren atravesar ese portal entre la Universidad y las agencias”. La propuesta incluye distintos workshops que, previo pago de las correspondientes tasas, sirven para formarse en áreas como la gestión de cuentas, la dirección de arte o la redacción creativa.

Pensamos que es una buena fórmula para diversificar el negocio en un momento en que el sector de la publicidad está considerablemente afectado por la ya cansina crisis de las narices. ¿Quién mejor que una agencia y los profesionales que trabajan en ella para aprender todo eso que no te enseñaron en la poco realista carrera universitaria?

Está claro que el mercado es incapaz de absorber laborablemente a los 150 titulados que terminan los estudios de Publicidad y RR. PP cada curso (eso sólo en la Universidad de Alicante). Y también está claro que a los pobres nuevos parados no les queda otra que seguir formándose después de terminar la carrera hasta que alguna agencia caritativa les ofrezca un contrato basura o de prácticas y puedan darlo todo por (con suerte) 800 euros mensuales.

Enhorabuena a los de AdMan que han sabido detectar la necesidad y ofrecen en su paquete “Full agency experience” el apoyo necesario para que los recién licenciados se busquen la vida en las listas del INEM (eso sí, mejor preparados) al módico precio de 1.500 euros.

lunes, 1 de febrero de 2010

Vaya timada


La butterfly pilow, el agua imantada, los chinitos de la suerte... Desde que el mundo es mundo hemos tenido que bregar con los "productos milagro". Artefactos de dudosa eficiencia que nos encasquetan a los más primos cual turba decimonónica embelesada por feriantes. En una de nuestras últimas visitas a Madrid, hemos descubierto un nuevo gadget que al parecer está de moda entre la juventud. Es una pulsera de silicona que, según dicen, “restaura el equilibrio eletromagnético de tu cuerpo aislando a cada célula viva de los factores externos que le impiden funcionar al 100% de sus capacidades”; es decir, nos hace más eficientes, más guays y nos vende un poquito de humo existencial al módico precio de 35 euros.

No hemos podido evitar acordarnos de las famosas pulseras para el reuma Rayma, que usaban nuestros padres y abuelos en los 90. Tras realizar una exhaustiva investigación (3 minutos en wikipedia) hemos descubierto que la empresa que las fabricaba se forró durante unos añitos hasta que alguien descubrió el pastel (vamos, que no servían para nada).

En fin, la nueva versión, llamada Power Balance, ha sido creada para desarrollar el rendimiento de atletas profesionales. El invento viene aderezado por una buena campaña de marketing que aleja el tufillo a teletienda casposa, típico de esta clase de engañabobos, y consigue posicionar el producto entre el sector pureta-surfero saludable y (por extensión) entre la muchachada de tendencia que puebla la calle Fuencarral. La duda que nos surge es como unos hologramas y unas supuestas frecuencias que llevas en formato silicona en la muñeca (en la web dicen incluso que llevándola en el monedero tiene el mismo efecto), pueden mejorar tu forma física y reducir el estrés o la fatiga.

Ya hemos oído de primera mano algún que otro testimonio fervoroso de las bondades de la Power Balance. Si alguien se anima a regalarnos una, nos comprometemos a realizar un diario exhaustivo de las mejoras que percibamos, aunque el efecto placebo dudosamente va a funcionar con nosotros porque huele bastante a timo.